Mi abuela se enfadaba
y reñía
a mi abuelo
cada vez
que soltaba a un pajarito de esos que ella compraba en el mercado,
a lo que él decía
y defendía
que jamás
ninguna criatura debía estar enjaulada.
Yo supongo que ese amor
por libertad
viene de traspasar
tal vez un par de campos de prisioneros.
A veces por no tener tiempo de pararte a escuchar
pasa el tiempo de poder hacerlo.
Me he comprado un canario.
Por recordar.
En lo que seguro que no voy a tardar
es en romper
cada barrote de su jaula
y dejarlo ir.
Al final
la herencia más valiosa
es
un sentimiento fuerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario